Terribles cursos para niños sobre sexualidad en sex shop de Washington DC

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La precursora es Jenn Mason, propietaria del lugar y directora de la junta escolar de Bellingham. Bajo su supervisión trascendió cómo un profesor de primer grado leyó a sus alumnos la historia de un menor de dos años que “fingía ser niño” el mes del orgullo gay terminó, pero las iniciativas progresistas a favor de forzar la ideología de género, continúan. No solo en lo que respecta a contenidos de esta naturaleza que puedan llegar a la aulas escolares o a eventos que se suponen aptos para toda la familia, sino que los intentos ahora están enfocados en llevar a los menores a los lugares donde se expenden productos para adultos.

En este sentido, la polémica más reciente salió de una tienda de juguetes sexuales ubicada en la ciudad de Bellingham, Washington. Desde allí la propietaria está ofreciendo cursos sobre sexualidad para niños desde los nueve años con temas como «tipos de actividades sexuales en solitario y en pareja» o «anatomía sexual para el placer y la reproducción».

Esta idea podría sumarse a un amplio catálogo progresista que llevan promoviendo grandes marcas o instituciones estadounidenses. Por eso, que una «sex shop» se sume a esta oleada de imposiciones disfrazadas de dibujos animados, películas y productos demuestra que la moda «woke» avanza cada vez más rápido mientras la Administración demócrata la aplaude, cuando realmente es solo una técnica más de la izquierda para ganar simpatías, así como lo ha hecho apropiándose de otras banderas dentro del contexto social.

Directora escolar y dueña del sex shop

Un dato aún más curioso es que Jenn Mason, la propietaria de la sex shop WinkWink Boutique también figura como miembro de la junta directiva de las Escuelas Públicas de Bellingham. Y eso genera muchas preguntas.

«¿Cuál era su plan a largo plazo? ¿Pensó que podría enseñar educación sexual basada en el placer a niños de nueve años y estar en la junta escolar? ¿Y que nadie uniría los puntos?», escribió una usuaria de Twitter. Probablemente sea la incógnita de muchos que miran atónitos la promoción del curso en las redes sociales de la tienda de juguetes sexuales, plataformas donde se describe como un sitio «inclusivo y para todas las edades».

Por más que dicen ser inclusivos, la publicación sobre el curso deja claro que se debe pagar una suma de 50 dólares por niño para acceder a las clases de «educación sexual basada en el empoderamiento y la información, en lugar de la vergüenza, el miedo y el juicio», aunque con la posibilidad de acceder a una beca.

Pero contrario a lo que se pueda creer, no es la primera vez que Mason busca forzar un tema para el consumo de menores de edad. En mayo pasado se dio a conocer que en un aula de primer grado de Bellingham un maestro leyó a sus alumnos el libro I Am Jazz, sobre un menor de dos años de edad que «fingía ser un niño». Días después, la directora de la junta escolar y dueña del sex shop también organizó una noche «de micrófono abierto para jóvenes homosexuales» dirigido a niños de 0 a 18 años en su tienda erótica y que fue reseñada por Fox News.

La permisividad del gobernador

Como viene sucediendo en Estados Unidos, este tipo de iniciativas cuentan con total permisividad del gobierno local y federal. Muy contrastante con estados como Florida donde se emiten normativas que limitan la expansión de ideas woke a edades tan tempranas que los niños no están preparados para asimilarlas.

El gobernador de Washington, Jay Inslee, es un fiel simpatizante de corrientes ideológicas de moda. Cuando lanzó su candidatura presidencial en 2019 —la cual fracasó— lo hizo escudado en el tema del cambio climático. También participó como promotor del mandato de vacunas contra el coronavirus convirtiéndolo en agosto de 2021 en el programa «más estricto impuesto hasta la fecha por cualquier estado para maestros y otros miembros del personal en las escuelas», de acuerdo a una reseña del New York Times.

Así que iniciativas como las de Jenn Mason, dueña de la tienda de juguetes sexuales y miembro de la junta directiva de las Escuelas Públicas de Bellingham, parecen tener luz verde para seguir tomando espacios.

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